Revista Oficial de AVEPA

Clínica Veterinaria de Pequeños Animales - Volumen 43 / Nº 2 / Junio 2023

Galería de imágenes - Dermatología

Eliseo Zuriaga-Sanchis, María Albuixech-Martínez

Contacto: elzusa@hotmail.com

Dermatofitosis felina

La dermatofitosis (o tiña) es una enfermedad cutánea producida por la infección fúngica superficial de las estructuras queratinizadas de la piel (pelo, estrato córneo y uñas, principalmente). Es mucho más frecuente encontrarla en el gato que en el perro, pero aun así, no es una enfermedad frecuente, representando menos del 3 % de los problemas cutáneos del gato. Según estudios recientes, los dermatofitos no forman parte del microbioma de un gato sano, confirmando así que se trata de una enfermedad contagiosa, por lo que adquiere especial importancia cuando se trata de colectividades de felinos. Los factores de riesgo asociados a su contagio son la edad (más prevalente en gatitos), el estilo de vida (sobre todo animales con salida libre al exterior), vivir en climas cálidos y padecer una enfermedad que inmunodeprima al gato.

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Figura 1

Dermatofitosis humana. La dermatofitosis (o tiña) constituye la zoonosis más frecuente que encontramos en animales de compañía, siendo la presentación típica humana la mostrada en la imagen, que consiste en lesiones circulares (que pueden ser múltiples) en forma de erupción (parche o placa) eritematosa con los bordes elevados (y en ocasiones descamativos, como el de la imagen) y un centro más claro. Esta morfología suele deberse a la propagación centrífuga del hongo desde el sitio inicial de la infección. Sin embargo, no siempre toman esta morfología, pues como ocurre en gatos, es una enfermedad muy pleomórfica y puede adoptar otras presentaciones.

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Figura 2

Lesiones cutáneas por dermatofitosis. Dado que se trata de una enfermedad muy pleomórfica, podemos encontrarnos gran variedad de presentaciones clínicas, desde la clásica alopecia circular multifocal distribuida en zonas más expuestas al roce, como cara y orejas (A), a simplemente una mala calidad del manto, con pelaje mate y desaliñado (B), pasando por lesiones mucho menos frecuentes como las erosivo-ulcerativas (como en la imagen C, donde la clásica morfología circular con alopecias dan una imagen concéntrica que asemeja a una “diana”) o, por cronicidad del cuadro clínico, lesiones de liquenificación e hiperpigmentación (D).

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Figura 3

Lámpara de Wood. Se trata de una potente herramienta cuyas ventajas (rapidez y facilidad de uso) la hacen muy interesante, tanto para el diagnóstico de la dermatofitosis como para el cribado en colectividades de felinos y la monitorización de la eficacia del tratamiento en el paciente. Al iluminar los pelos del felino infestado (A) se produce una fluorescencia verde manzana (B) a consecuencia de un metabolito (pteridina) producido por Microsporum canis (no del resto de dermatofitos); por lo tanto, el brillo es indicativo de la actividad del dermatofito, pero no directamente de su presencia, pues ni esporas ni hongos brillan.

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Figura 4

Lámpara de Wood. Imágenes de un caso curioso de dermatofitosis en un paciente de raza sphinx, una de las conocidas razas “sin pelo”. En realidad conservan el folículo piloso y forman pelos vestigiales que, en muchas ocasiones, no llegan a salir a la superficie, pero que sí son susceptibles de ser infectados por los dermatofitos (en la imagen A podemos observar la característica morfología circular de la lesión). Incluso en estos casos, la lámpara de Wood puede ser de ayuda diagnóstica, iluminándose todos los pelos incipientes en los infundíbulos de los folículos pilosos (B).

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Figura 5

Estudio microscópico del pelo (EMP). La visualización directa al microscopio de hifas y esporas fúngicas en los pelos del paciente es el mejor método de confirmación (mejor especificidad), pero no diagnóstico, dada la baja sensibilidad, sobre todo si la técnica de recogida no está guiada por lámpara de Wood (A) o dermatoscopio. Se puede observar que suelen ser pocos los pelos infestados por los dermatofitos (flecha en B), en los que se ha perdido toda la estructura normal del pelo (cutícula, corteza y la característica médula del pelo del gato), que ha quedado reemplazada por un haz de hifas fúngicas y multitud de esporas (C).

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Figura 6

Cultivo DTM (Dermatophyte test medium). Consiste en cultivar muestras de piel/pelo obtenidas mediante cepillado (con cepillo dental o similar), depilación (preferible de los pelos fluorescentes al iluminarlos con la lámpara de Wood) o por cinta adhesiva (parece ser la más sensible). Obsérvese en la imagen el resultado positivo por el viraje de color del medio (de naranja o amarillo inicial a rojo o azul final, respectivamente) de forma sincrónica al crecimiento de colonias morfológicamente compatibles con el dermatofito sospechado. Se debe tener cuidado con los falsos positivos, pues los hongos saprófitos pueden dar viraje de color, pero siempre posterior al crecimiento de la colonia.

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Figura 7

Macroconidias de dermatofitos. Aunque no existe una técnica “gold standard” para el diagnóstico de dermatofitosis, los cultivos DTM, siguiendo correctamente las instrucciones de cultivo y, posteriormente, realizando una evaluación tanto macroscópica como microscópica, tienen una sensibilidad y especificidad cercana al 97 % (que disminuye mucho si no se realiza la confirmación microscópica, con errores de hasta el 20 %). En la imagen podemos observar macroconidias de Microsporum canis (A), ahusadas, con paredes gruesas, ápices puntiagudos y más de 6 septos, así como de Nannizzia gypsea (B), ahusadas, con paredes finas, ápices redondeados y menos de 6 septos.